domingo, 9 de mayo de 2010

Cabeza de una de las provincias gallegas, Mondoñedo tiene un ilustre pasado que parece flotar sobre sus calles tranquilas y en torno de sus viejas iglesias, disuelto en el aire de la comarca, una de las más bellas de la Galicia Cantrábrica. La tradición religiosa le ha dado ese noble estilo, esa sosegada monumentalidad. A la tarde, las viejas piedras son grises y doradas. Encerrada en su círculo de montañas, la villa episcopal de Mondoñedo parece acompasar su corazón a un ritmo de otra época.

El municipio de Mondoñedo, a mitad de camino entre la costa lucense y la Terra Chá, se encuentra ubicado en la comarca de la Mariña Central y , más concretamente, en las montañas que circundan el valle del Masma. Desde el punto de vista físico, Mondoñedo está situado al pie del reborde montañoso que enmarca la planicie de Terra Chá por el Norte. Esta ubicación geográfica conlleva unas características orográficas y climáticas especiales que lo diferencian de los municipios de su entorno. Morfológicamente, el relieve de Mondoñedo se resuelve entre el valle del mismo nombre y sus montañas marginales. El fértil valle presenta una forma de "y" invertida, cuyos brazos meridional y septentrional corresponden a los cursos fluviales del Valiñadares, Cesuras y Masma, principales arterias hidrográficas. Topográficamente, el municipio presenta un relieve bastante accidentado: el sector noroccidental donde se alcanzan las mayores altitudes, presenta un sustrato granítico con fuertes resaltes cuarcíticos; mientras que el resto del territorio es básicamente pizarroso, aunque con sectores esquistosos y áreas calizas que dieron lugar a cavidades subterráneas caprichosas: cova do Rei Cintolo
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Situación:

El concejo de Mondoñedo y diócesis de Mondoñedo-Ferrol pertenece a la comarca de la Mariña Central. Su extensión es de 144 kilómetros cuadrados.

Monumentos:

El conjunto histórico de Mondoñedo ha sido reconocido oficialmente en el año 1985. Su entramado urbano de carácter señorial, tiene en los barrios de los Molinos y la Judería sus máximos exponentes. Por su parte la Catedral, en la que se mezclan varios estilos arquitectónicos, es la pieza más valiosa de la arquitectura de la villa, junto con otras muchas construcciones de indudable valor artístico.
El patrimonio natural es también de una gran riqueza. El valle donde descansa la ciudad se sitúa entre montañas viejas de cimas redondeadas. Situado entre las sierras de Lourenzá, A Toxiza y los montes de Enfesta. El Salto do Coro, situado en los montes de As Bouzas, es otro de los lugares a visitar. Ofrece al visitante un bonito paisaje fluvial. Es muy apropiado para días de calor veraniego, donde se puede aprovechar para darse un baño. Pero, sin duda, uno de los parajes naturales más preciados de este municipio es la Cova do Rei Cintolo. Esta cavidad es la más grande de Galicia, con sus más de 7.500 metros de longitud, y está situada en Supena (Argomoso). En su interior sorprende el paisaje de salas y galerías, incluso un pequeño lago y ríos subterráneos. Está distribuida en tres galerías que muestran interesantes formaciones geológicas creadas por el agua, en un enorme macizo de roca caliza. En la actualidad, la cueva se puede visitar, aunque es necesario ponerse en contacto con el Concello.
Finalmente, el área recreativa de A Fervenza, se encuentra a 2.500 metros de Mondoñedo. En este hermoso lugar, el río Tronceda, el mayor de los afluentes del Masma, discurre entre las rocas formando un hermoso paisaje de saltos de agua.

Historia:

Todo el valle de Mondoñedo fue, desde época remota, asentamiento de poblaciones humanas, como lo atestiguan los abundantes dólmenes, petroglifos y castros que salpican todo el término municipal. Después de su romanización, estas tierras fueron también lugar en donde, a finales del siglo V, se asentó un grupo de bretones después de abandonar su isla natal y fundan la denominada diócesis "britaniense".
Pero el auge de Mondoñedo no comienza hasta el año 1117 cuando se instala en Villamaior la sede de la diócesis. También colabora en este auge Alfonso VII quien, en el año 1156, eleva la capital municipal a la categoría de ciudad.
Será en el siglo XVIII cuando Mondoñedo despliega su más intensa actividad urbanística y se construyen los conventos de la Alcántara y la Concepción, el actual edificio del hospital o el palacio episcopal de Masma.
Mondoñedo fue capital provincial, pero el nuevo organigrama político creado en 1834, integró a Mondoñedo, como municipio de la nueva provincia de Lugo.

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