lunes, 15 de marzo de 2010

¿Qué sería del hormigón y del acero sin el vidrio reflectante?

Título original: “Was wäre Beton, was Stahl ohne Spiegelglas?”; artículo para un prospecto de la Asociación de fabricantes alemanes de vidrio reflectante fechado el 13 de marzo de 1933, que no fue publicado. Manuscrito conservado en LoC.

El poder para configurar espacios de ambos quedaría limitado, incluso neutralizado, quedaría en mera promesa.

Sólo la piel del vidrio, sólo las paredes vidriadas permiten a las construcciones realizadas con un esqueleto alcanzar su forma estructural unívoca y les asegura sus posibilidades arquitectónicas. No sólo en los grandes edificios funcionales. Aunque en este caso, su desarrollo, basado en las necesidades y en la finalidad, ya no necesita ninguna justificación; su completo desarrollo no tendrá lugar aquí, sino en el campo de los edificios de vivienda.

Sólo aquí, en un campo de mayor libertad, sin las trabas de fines restrictivos, puede demostrarse por completo el valor arquitectónico de estos medios técnicos. Son verdaderos elementos constructivos y portadores de una nueva arquitectura. Permiten un grado de libertad en la configuración del espacio, del que ya no querremos prescindir. Sólo así podremos estructurar los espacios con libertad, abrirlos al paisaje y ponerlos en relación con él. Ahora vuelve a mostrarse lo que es la pared y lo que son los huecos, lo que es el suelo y el techo.

La simplicidad de la estructura, la claridad de los medios tectónicos y la pureza del material, reflejan el resplandor de la belleza originaria.

En la primera redacción del manuscrito existen algunas diferencias:

Los verdaderos elementos constructivos son aquellos a partir de los que se desarrollará una nueva arquitectura más rica. Nos permiten un grado de libertad en la configuración del espacio, del que ya no queremos prescindir. Sólo así podremos estructurar el espacio, abrirlo al paisaje y ponerlo en relación con él, con ello se satisfacen las exigencias de los hombres actuales. La simplicidad de la estructura, la claridad de los medios tectónicos y la pureza del material se convierten en los portadores de una nueva belleza.


Fritz Neumeyer.

Mies van der Rohe – La palabra sin artificio. Reflexiones sobre arquitectura.

1922 - 1968

Edición de 1995.

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