martes, 9 de marzo de 2010

3.1.¿Qué son las casas usonianas? ¿Por qué ese nombre?

Wright deja clara su idea de calidad, todo lo contrario a los grandes edificios, la vida al aire al aire libre, con casas pequeñas o individuales, a las que llamó Casas Usonianas, llamadas así porque eran casas para el Usonian, típico habitante americano, y fueron fruto de análisis sociales.

Así mismo “Usoniano” es un neologismo tomado de Samuel Butler que Wright utiliza a la hora de referirse a unos Estados Unidos ideales utópicos, que su obra debería ayudar a construir. Usoniano seria un mundo de hombres liberados, es decir: "conformes a su naturaleza y vocación", así “americano” sería relativo a toda América y usoniano derivado de USA, apenas a los Estados Unidos de América.


El término fue empleado a finales de los veinte y comienzos de los treinta, en los tiempos de la recesión económica, cuando Wright comenzó a operar una arquitectura de materiales más baratos, sencillos y por ello una arquitectura capaz de contribuir a la transformación social.

Aspiró a crear un estilo democrático y distintivo que fuera accesible a la gente, por lo que se trataba de casas pequeñas con un precio asequible. Wright es el padre de la arquitectura americana, típico arquitecto americano, daba mucha importancia a la naturaleza y a la vida en el campo, alejada de la ciudad, idea que llevó a su arquitectura.
Una de sus grandes preocupaciones era la arquitectura doméstica, pues estaba obsesionado por la familia, consecuencia de su difícil vida familiar. Para esta arquitectura doméstica, Wright trabaja y experimenta en la sencillez de los materiales, usando piedra, madera, ladrillo, barro cocido, y una arquitectura integrada y relacionada con la naturaleza.

Las plantas de las casas son de estilo Arts and Crafts, formando ángulos y planos que se cortan.
Esta arquitectura busca las raíces americanas y la simplicidad, pero junto con la funcionalidad, la comodidad y el confort, como cocinas integradas en la zona de estar zonas para juegos de niños, etc.

De todas formas, quien mejor expresa el origen y la finalidad de las casas usonianas es el propio Wright en un artículo escrito por él mismo:

“El problema de la casa de precio medio no solo es el mayor problema arquitectónico de América sino el mas difícil para sus mejores arquitectos. En lo que a mí atañe, prefiero resolverlo, para mi satisfacción y la de Usonia, antes que construir cualquier otro edificio en que pueda pensar en este momento, excepción hecha del teatro moderno que hoy requiere el drama legitimo, a menos que se quiera ver al escenario muerto por la pantalla. En nuestro país, el mayor obstáculo que se opone a una solución auténtica del problema de la casa de precio medio es el hecho que nuestra gente no sabe realmente cómo vivir. Cree que su idiosincrasia son sus gustos, sus prejuicios, sus predilecciones y su ignorancia su virtud, donde no cabe ninguna belleza relacionada con la vida.

“Para ser más especifico, una pequeña casa sobre una calle tendrá encanto si no imita la gran casa de la avenida, en la misma forma que el pequeño pueblo de Usonia tendrá su gran atractivo si no pretende imitar la gran ciudad.

“Tengo la seguridad de que cualquier intento de solución de la nueva casa que necesita una cultura autóctona -¡por qué preocuparse por la casa que quiere el ‘buen gusto’ de la ignorancia provinciana!- ha de ser fundamentalmente diferente. Esa casa debe ser un modelo para una vida más sencilla y al mismo tiempo más amable; necesariamente nueva y adecuada al modo de vida en este país en el que hoy vivimos. Esta necesidad de casas de costo medio deberá enfrentar alguna vez no sólo expedientes sino Realidad. ¿Por qué no hacerlo ahora?”

“Las casas-expedientes, construidas por millones, que los diarios propagan y el gobierno construye, no hacen eso. Para mí, esas casas son estúpidas tretas, hechas en un estilo u otro, en realidad sin integridad. Estilo es importante. Un estilo no lo es. Hay toda una diferencia cuando trabajamos con estilo o cuando lo hacemos para un estilo.”

“He insistido en esto durante 45 años. No obstante todos los esfuerzos realizados para mejorar el producto, el problema de la ‘pequeña casa’ americana es aun un problema candente, ávido y confuso. Pero, ¿de donde podrá venir algo mejor, si las autoridades no hacen sino perpetuar viejas estupideces? No creo que la casa que se necesita surja de la educación corriente o de los grandes negocios. Tampoco aparecerá gracias a algún vivo experto publicitario o a proyectistas profesionales. Será únicamente un gran dosis de sentido común lo que nos pondrá en camino de cosas mejores en construcción.”

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